El Pirata

Nació en el mejor lugar del mundo, en delicada cuna de alabastro y amamantado por una hermosa Lupa, es así que sus ojos se sublimaron hacía el océano y es así que se forjó su cultura refinada.

De niño andaba a caballo y de grande monta solo “tenis dignos de su paladar negro”, su caminar por la vida (a caballo o a pie) siempre ha sido con clase.

Quiso ser barrendero y terminó siendo cerillito. Quiso ser futbolista y terminó jugando tenis. Quiso ser un ciclista audaz y terminó con los frenos incrustados en el cráneo. Quiso ser poeta y terminó cantando la vida. Nunca quiso ser anarquista y NO lo logró. Ahora detrás de micrófono: limpia, acomoda, ampara, patea, vuela, canta… revoluciona.

 

Imposible pensar que un niño que no podía decir teléfono y agujero, hable ahora con tanta velocidad en cualquiera de los matices que la lengua hispana ofrece. Obvio, excluyamos de su prolijo diálogo: Merólico, Jochimilco, Gualaguetza, Naugalcanpan, Guajalote, Megataim y Catzacoalcos.

Como venganza a su piojeril infancia, cortó y adornó sus cabellos en las formas más exóticas posibles: – mi cabello era como un gato muerto en una carretera de Sinaloa- 

Creció con inmensos terrores y celestiales vicios: Tom Rider, Una Maestra Mala, Café, Tabaco, Animales Veloces, Tapizados de Leopardo y un raro pasatiempo virtual de Diamantes que no recuerda el nombre. 

Lleva cuatro puntos de sutura tatuados en el alma: La Peste, Pedro Páramo, Cien Años de Soledad y Ulysses, éste último aun supura. Ama los cumpleaños, ser sensual y dar besos. Odia los regalos, el nombre Raquel y la carcajada fácil. O al revés todo lo anterior, o nada de lo antes dicho. O solo disimula. No se sabe.

Quién creería que de chamaco tuvo acné, cara de menso y pata de palo.  Caminaba encorvado y chistoso como ahora, tenia menos éxito con las mujeres que un novedoso producto anticelulitis- 

El fuego de sus letras y los micrófonos terrenales levantados, lo llevaron a un viaje sideral de supernova en supernova, entre papel y tinta, siempre con un ojo tapado, siempre ingenioso y mordaz, fruto de haber nacido, donde dicen los que saben… nació.

Ama su patria en el sentido mas critico del término y eso le permite adorar otras tierras. Ama la cálida espera frente a un anafre en la sierra chiapaneca, tanto como un gélido paseo por las calles londinenses que formaron su historia musical.

Es un cantor-cantaor-cantante difuso, con la frescura que solo el descaro ofrece. Sabe beber y eso lo hace inhumanamente sensible. 

Tiene diversas memorias; en una alberga las canciones del Top40 y en otra suena repetidamente go straight to hell boys. En sus sueños, juega a ser amante de Juana de Arco y vender claveles de la mano de Mercedes la del Barrio. Le apasionan las luchas, todas!

Es de humor simple, delirantemente asociativo, logra encontrar un vínculo entre tres osos hambrientos, la plaza Garibaldi y una enfermera piadosa.

 

 

Se declara fan fiel de Encaso, pero no sabría que escribir. No obstante escribe; escribe transformando la realidad en palabras que verticales y agudas llegan a los oídos de sus escuchas. Sus frases enigmáticas por una extraña razón suenan a verdades subversivas, es garrafalmente metafórico, mas cuando se habla de argumentos conocidos para él, como él mismo.

Y ahora, a cantar!